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La desagradable historia de Amalia Contreras - 2da parte

¿Quién puede bajar los ojos como una mujer? ¿Y quién sabe alzarlos como ella?

Soren Kierkegaard

Un cielo limpio, azul sin nubes y de un sol brillante, así era el día en que Amalia se casó con Antonio. Fue, además el día más feliz de su vida. La decoración de la iglesia y del salón de recepciones fue la envidia de muchas novias durante muchos años. El vestido de novia era toda una obra de arte de la costura. Las mejores telas traídas de Europa y la contratación del modisto más encumbrado de la nación habían logrado hacer de ese vestido todo un icono de lo que debía ser una novia. Lo cierto es que no se escatimaron los gastos, había bebida y comida para todos los gustos y en cantidades que ofenderían a cualquiera que no supiera que todo aquello no era opulencia sino una orgásmica demostración del amor más puro y la pasión mejor guardada… Sin embargo, no daré detalles de la boda porque no son importantes respecto de la historia que les estoy narrando. Voy a encaminarme hacia lo que realmente nos interesa.
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La desagradable historia de Amalia Contreras - 1ra parte

Soy buena, mala y aquello que no olvidarás nunca.

Tove Ditlevsen

Amalia Contreras era una mujer hermosa, una cabellera negra como el azabache adornaba su espalda cayendo como una cascada de aguas negrísimas sobre su espalda. Su rostro parecía porcelana nacarada y sus ojos iluminaban ese marco, los labios carnosos eran un manjar digno de ser catado. Unos senos espléndidos, retaban erguidos y orgullosos sobre su pecho la ley de gravedad. El talle de Amalia era delicado con una cintura de avispa y unas caderas generosas que invitaban a la delectación visual. Era Amalia una hembra con todas las de la ley. Los hombres no podían dejar de voltear cuando ella pasaba. Su caminar de felina le daba el toque mágico que sólo los seres más hermosos poseen.
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Carta para tí - 1

Hacía tiempo que no te escribía. No tenías que recordármelo, lo se porque dejé de escribir por propia decisión. No es que dejara de quererte, en lo absoluto, es que no me provocaba escribir. Igual jamás recibo respuesta. A veces siento que estoy sólo, que esto ocurre en uno sólo de los dos lados de la avenida.

No me juzgues mal, porque en todo caso no estoy haciéndote reproches. Nada más lejos de mis intenciones que venir a estas alturas del partido a recriminar tu distanciamiento, tu lejanía cada vez más palpable, pero me pediste que escribiera y así lo hago, aclarándote además que no te escribo porque me sienta presionado u obligado a hacerlo, lo hago porque lo pides y porque ya veía venir esa necesidad siempre creciente de decirte todo lo que siento, pienso y percibo respecto a nosotros.
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El hombre buenhogar

En una entrevista concedida en exclusiva para este blog, tuve el placer de entrevistar a la Dra. Yossie Soi Vishi Ta, hembrista acérrima, especialista en relaciones de pareja y teórica - palabra muy en boga últimamente en Venezuela - del comportamiento masculino moderno. Autora de más de veinte libros sobre la sexualidad humana, las relaciones hombre - mujer, hombre - hombre y mujer - mujer. Sus tratados, ensayos y artículos han sido publicados en cientos de revistas y diarios en todo el mundo. Sus obras han sido traducidas incluso al maracucho y el espanglish.
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La felicidad es una decisión

Ernesto hablaba y no parecía el mismo. Sus ojos brillaban y su voz tenía otro tono, el tono de alguien que no sólo sabía lo que estaba diciendo, sino que estaba plenamente convencido de la certeza de sus palabras. Escuché de el este corto monólogo que ahora con su permiso publico en su propia página.

Como te digo amigo, la felicidad es una decisión. En serio. Es como cuando quieres ir de viaje y decides ir a tal o cual ciudad. Es como decidir que carro comprar. Es como cuando eliges la pintura con la cual decorarás tu casa. Eso es la felicidad, una simple decisión, la felicidad no tiene que ver con situaciones, con la suerte ni con nadie que no seas tu mismo. Decidirte a ser feliz es sencillo, sólo hazlo.